Hace tiempo que no veía en la televisión una película que llegase a emocionarme tanto como lo ha hecho «Antes de ti». Una proyección dirigida por Thea Sharrock e interpretada por Emília Clarke, Sam Chaflin, Jenna Coleman y Charles Dance. Ambientada en el Reino Unido, nos narra el drama de un joven millonario que inesperadamente ve como su vida queda truncada al quedarse tetrapléjico a causa de un accidente.
Will que así se llamaba el joven, ve como desaparece todo lo que ha sido su vida anterior, de su horizonte se borran sueños, ilusiones, proyectos, e incluso, ve como el amor se aleja de su vida, porque no puede ser de otra manera. Su mundo actual se reduce a estar atado en una silla de ruedas y necesitar el servicio de otras personas para poder seguir viviendo.
Es consciente de que no tiene futuro, que su estado físico no va a mejorar y esta condenado a vivir de esa manera, por lo que decide suicidarse.
Luisa es una joven alegre que necesita trabajar para poder ayudar a su familia económicamente; acepta la propuesta que le ofrece la familia de Will para que le ayude y le haga compañía.
Cuando se entera de las intenciones de Will, intenta hacerlo desistir de su idea de suicidio y hace todo lo posible para hacerle comprender que aún en sus escasas posibilidades, siempre pueden haber un aliciente que le ayude a seguir viviendo.
Inesperadamente entre los dos jóvenes nacen nuevos sentimientos y pese a las circunstancias terminarán enamorándose uno del otro.
Es una película para reflexionar. El drama de Will es el drama de muchos jóvenes que debido a algún fatal accidente han quedado tetrapléjicos y ven como de repente todos sus sueños e ilusiones se desvanecen en el aire.
Hay también otro motivo para hacernos meditar y es ver lo frágil que puede ser nuestras vidas, y como en apenas escasos segundos puede romperse y hacerse en mil pedazos como si se tratase de una figura de cristal.
Muy a propósito de ello, es esta pandemia que estamos atravesando. Da escalofríos leer las opiniones de muchos jóvenes que fueron entrevistados en las playas catalanas este fin de semana; según el periódico El País; una de las jóvenes dijo -a mi sinceramente los muertos me dan igual- Otro dijo – tenemos que divertirnos y necesitamos hacer el botellón- Otro -Como mi familia está fuera, no puedo contagiarla, así que me da igual- Otro más – Como en mi familia no han habido muertos, pues yo a divertirme.
Podría enumerar a muchos más , pero no merece la pena. Los muertos no importan decía , pues que no olvide que esos muertos antes fueron personas con nombre y apellidos, y el que no ha tenido muertos en su familia, que no desespere, la vida es muy frágil y afecta a todo el mundo incluido a él. Qué tristeza de juventud, ver que para lograr divertirse necesitan el apoyo de la bebida.
Muchas familias han visto que sus vidas se rompían en mil pedazos a merced de un virus misterioso que ha surgido de repente. Estamos a merced de cualquier viento que sople y puede llegar a nuestras vidas de muy distintas maneras
¿Qué es la vida? se preguntaba el poeta: Una ilusión, es trabajo, es poder, es reír o llorar. Puede que sea todo junto en una lucha constante en busca de la felicidad? ¿ Existe realmente la felicidad? Es una buena pregunta que deberían hacerse muchos jóvenes.
Es evidente que la felicidad es distinta para cada persona porque cada uno de nosotros tenemos gustos y aficiones diferentes, pero hay algo que es común en todo ser humano, y es, que la verdadera felicidad se encuentra cuando uno está en paz consigo mismo y con todo lo que le rodea.
Ya que nuestras vidas son tan frágiles como puede ser una figura de cristal y preservarlas no siempre está en nuestras manos, no busquemos la felicidad en el alcohol o las drogas, porque es una felicidad falsa; la verdadera felicidad está en las cosa sencillas y hermosas que nos rodean, como ver una buena película, contemplar un bello amanecer o la lectura apasionante de un libro